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Conoced 5 museos del interior de Girona

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Conoced 5 museos del interior de Girona

dani chicano avatar

Son el plan ideal durante unas vacaciones o para realizar una visita de un fin de semana. Hablamos de 5 museos del interior de Girona, muy adecuados para visitarlos en familia, que disponen de una oferta de actividades para todos los públicos y que os descubrirán entornos que quizás todavía no conozcáis con suficiente profundidad. ¡Dejaos sorprender!

Las visitas a los 5 museos que os propondremos son ideales para combinar con el descubrimiento de entornos de una riqueza natural espectacular, las de las comarcas de la Garrotxa, el Ripollès, la Cerdanya y la Selva interior y también con la oferta gastronómica de estas zonas. La propuesta, por tanto, es que planifiquéis la jornada con la visita a los equipamientos museísticos como actividad estrella, pero teniendo en cuenta que lo ideal para disfrutar de una jornada inolvidable sería combinar también actividades relacionadas con el senderismo, el cicloturismo o el conocimiento del patrimonio cultural, natural y gastronómico.

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Ómnibus del año 1923 construido en madera, plancha y cuero, con carrocería semimetálica. Imagen: Museu Etnològic del Montseny.

Museu la Gabella de Arbúcies

El Museu Etnològic del Montseny (MEMGA), situado en el edificio llamado La Gabella. Este nombre proviene de un antiguo impuesto que se cobraba sobre algunos artículos de primera necesidad y por extensión se designaba así el edificio donde se almacenaban estos artículos. Os preguntaréis qué tiene de interesante la visita a La Gabella. Pues para empezar, la propia historia del edificio, que condicionó finalmente el uso al que se ha destinado.

Se trata de una casa solariega de planta baja, dos pisos y altillo, documentada desde el siglo XVII. Fue almacén (gabella), hostal para pasavolantes y mendigos, nuevamente casa solariega y finalmente, en 1970, la adquirió el Ayuntamiento que en 1979 empezó a darle un uso cultural. Fue precisamente un grupo de investigación quien le dio vida al inmueble, ya que sus miembros fueron pioneros en la recogida de material etnológico y en la recopilación de documentación fotográfica y oral del área del Montseny. Es a partir de lo que se construyeron las actuales colecciones del MEMGA, que en 1987 adquirió la forma actual. Desde entonces, la Gabella es un centro de conservación, difusión, investigación y exposición del patrimonio cultural del macizo del Montseny, implicado en la dinamización cultural, social y económica de su territorio.

La visita al museo permite conocer los mecanismos de la evolución cultural, en permanente proceso de formación, en el área del Montseny, además de contribuir a una visión diversa de la realidad cultural de nuestra especie. Exposiciones temporales, la exposición permanente, paseos como el Itinerario Rusiñol, o Manzanas y manzanos del Montseny, o una visita guiada al Jardín Dendrológico del Roquer forman parte del cartel de actividades que se organizan durante todo el año en este equipamiento, que aconseja que complementéis la visita al museo con la visita al maravilloso Parque Natural del Montseny.

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Pintura de Josep Aragay titulada Vacances (1923). Óleo sobre lienzo. Imagen: Museu Municipal Josep Aragay de Breda.

Museu Josep Aragay de Breda

Es uno de los museos más desconocidos, inmerecidamente, de las comarcas gerundenses. El Museu Municipal Josep Aragay de Breda, que se fundó en 1974, está ubicado en la antigua iglesia de Santa Maria (s. XII) y está dedicado de forma monográfica al artista noucentista Josep Aragay i Blanchar (Barcelona 1889 – Breda 1973). El museo, que es de carácter municipal, cuenta con una importante colección de pintura, cerámica, dibujo y aguafuerte.

Aragay fue grabador, pintor, ceramista, dibujante, poeta, profesor, político y también destacó como crítico, polemista y teórico del arte. Se puede decir, por tanto, que fue una de las figuras relevantes de la cultura catalana del siglo XX. La pintura del artista se caracteriza, al inicio, por sus barcos de velas hinchadas, caballos y caballeros salidos de antiguas historias trovadorescas, paisajes grises y retratos inquietantes. Pero evolucionó a un estilo más depurado, conciso y clásico, que despertó siempre controversia por la negativa del artista a abandonar los postulados del novecentismo y ser beligerante con los movimientos de vanguardia.

El grueso de la exposición permanente del Museu Aragay de Breda lo forman las pinturas y dibujos del artista, pero también está expuesta su cerámica -fue uno de los fundadores del Gremi de les Arts Aplicades, en 1914 y abrió un taller en Breda- y sus aguafuertes, disciplina que cultivó, sobre todo, entre 1936 y 1939. Podéis combinar esta visita con el seguimiento de un itinerario interpretativo llamado Ruta de les Fonts de l’Inaturalist, que comienza en la plaza de la Vila y consta de 4 paneles informativos que, además de proporcionar información, invita a los excursionistas a realizar diversas actividades, juegos familiares incluidos. El itinerario también está disponible en formato digital mediante un mapa interactivo, que permite a los usuarios seguir la ruta con google maps y en caso de que no se pueda realizar la ruta a pie, también permite realizarla de forma virtual.

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Una imagen de la sala dedicada a las labores del hogar, en el Museu Etnogràfic de Ripoll. Imagen: MER.

Museu Etnogràfic de Ripoll

El Museu Etnogràfic de Ripoll fue el primero de toda Cataluña dedicado a la etnografía. En Ripoll fue un grupo local de la burguesía ilustrada que, a finales del siglo XIX, tomó conciencia de que existía un patrimonio tradicional que explicaba la evolución de la cultura de la zona que estaba al punto del olvido, debido a la industrialización. Oficios, artesanía, costumbres, leyendas, canciones y bailes, creencias y supersticiones transmitidos anónimamente de generación en generación parecían condenados a la desaparición y era necesario preservarlo.

La preocupación de estos prohombres coincidió con un auge en Cataluña de aspectos de la propia cultura, elevados a la categoría de símbolos nacionales destinados a reconocer la propia identidad. Se produjo el nacimiento del folclore, la archivística y el excursionismo, y una consecuencia de aquella Renaixença fue la creación del Arxiu Museu Folklòric de Ripoll, primero en el desván de la iglesia de Sant Pere y muchos años después, en 2011, en la plaza del Abad Oliba, donde se ha convertido en el Museu Etnogràfic de Ripoll, un equipamiento de referencia del Pirineo Oriental.

El museo ripollés además de ofrecer exposiciones permanentes y temporales, gestiona el Scriptorium, las visitas a la Farga Palau y al Refugio antiaéreo. Visitas guiadas o talleres, dónde convertirse en monjes copistas, son sólo algunas de las actividades que organiza el museo etnográfico. Podéis aprovechar la visita, si es en verano, para recorrer el Mercadal del Comte Guifré, un mercado medieval con un montón de paradas, talleres, muestra de oficios, tabernas, un campamento medieval, música, teatro y danzas en la calle, además de diversas actividades, atracciones, juegos infantiles, conciertos y espectáculos. También podéis hacer rutas urbanas, a pie, en bicicleta o BTT y no os olvidéis, sobre todo de visitar el magnífico Monasterio de Santa María, con su impresionante portalada. ¡Tenéis trabajo!

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Una imagen de los botes de farmacia de la Farmacia Esteva de Llívia. Imagen: Maria Geli/Pilar Planagumà. Imágenes Archivo PTCBG

Museu de Llívia

El Museu Municipal de Llívia dispone de una joya que vale la pena visitar. No temáis llegaros hasta la Cerdanya, porque en este enclave podréis disfrutar de la farmacia más antigua de Europa, la Farmacia Esteva. Es la más poderosa atracción del museo e incluye todo el material mueble procedente de la Farmacia Esteva, que fue la oficina de farmacia abierta al público más antigua conservada en Europa, ya que se remonta a inicios del siglo XV. El material lo compró la Diputación de Girona con tal que no saliera nunca de Llívia y el Ayuntamiento se hizo cargo.

Los materiales expuestos en el espacio dedicado a la Oficina de Farmacia Esteva, transportan a los visitantes de las farmacias del siglo XVI a principios del XX, transitando por la evolución de este tipo de oficinas, hasta que las sustancias se dejaron de confeccionar in situ debido a la industrialización. La familia mantuvo la farmacia abierta en Llívia hasta 1926, cuando Antoni Esteva se trasladó a Puigcerdà. El hecho de que el establecimiento pasara de las manos de los padres a las de los hijos favoreció la conservación del cordialero, las cajas policromadas, los botes, los morteros y una importantísima biblioteca farmacéutica.

La farmacia estuvo expuesta en primera instancia en la Torre Bernat de So, pero más tarde, en 1981 se construyó e inauguró el actual Museo Municipal, situado en una de las alas del edificio consistorial. La última remodelación del museo se reinauguró en 2012. El resto del museo permite realizar una cata de la historia de la villa a través de algunas de las piezas arqueológicas, etnológicas y documentales que están expuestas. De esta forma se puede conocer el contexto comarcal de la villa y su entorno paisajístico y también botánico.

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Una imagen de una de las salas del Museu dels Sants de Olot. Imagen: Blai Farran.

Museu dels Sants d’Olot

El Museu dels Sants de Olot es uno de los equipamientos museísticos más sorprendentes, vivos y dinámicos de la demarcación. Lo acoge un edificio neogótico del siglo XIX conocido como el Arte Cristiano, obra del arquitecto modernista Joaquim Codina, por encargo de Joaquim Vayreda, descendiente de Marian Vayreda, uno de los socios fundadores del primer taller de imaginería de la ciudad. El museo fue inaugurado en 2007, está dedicado a la fabricación artesanal de imaginería religiosa -de hecho, parte de la visita transcurre por el obrador de El Arte Cristiano, todavía en funcionamiento-, aunque también pone el foco en el resto de oficios artesanales, la cultura popular y tradicional y la vida y obra de Marian Vayreda.

Unos grandes ventanales abiertos en el sótano permiten al visitante seguir el proceso de manufactura de imágenes para pasar después a la planta baja, donde se pasa por la sala de pintura, la sala de modelos, la sala de iconografía y la sala de audiovisuales. Cada sala tiene su cometido, desde mostrar cómo es un almacén de figuras, a acercar a la identidad física y simbólica de los santos al visitante, hasta contar en imágenes la historia del oficio iniciado hace más de cien años en Olot. La primera planta, la noble, acoge la antigua residencia de la familia Vayreda, donde está ubicado el Espai Ramon Amadeu, con tres salas dedicadas al primer belenista catalán. La segunda planta del edificio está reservada para exposiciones temporales.

Actividades familiares, experiencias inmersivas, incluso un escape room, forman parte de la oferta que el equipo del Museu dels Sants ha preparado para que la visita sea bien amena y divertida para cualquier tipo de público, ya sea infantil, adulto o familiar. Y claro, si tenéis previsto visitar este museo, lo podríais hacer a finales de abril y coincidir de esta manera, por ejemplo, con la celebración del Sismógraf, el festival del movimiento y la danza, con un gran número de actividades y espectáculos en la calle. Os lo pasaréis muy bien, os lo aseguro.

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