Girona no es un paraíso ciclista a secas: aquí, el arte del pedaleo se ve enriquecido con otros ingredientes, y el patrimonio histórico es uno de ellos. Este itinerario es un viaje al románico del Pirineo, una ruta de interés cultural, pero no por ello exenta de dureza: los más de dos mil metros de desnivel positivo dejarán un imborrable recuerdo de esta jornada en la memoria de nuestras piernas. Itinerario exigente físicamente por la cantidad de puertos y por las pendientes de las carreteras, que en ocasiones superan el 12 %. Se puede endurecer notablemente en caso de mal tiempo, en especial a lo largo de los dos primeros tercios. Consulta las previsiones antes de salir.