Etapa que nos sumerge en la Costa Brava más pura, la de nuestro imaginario colectivo. Si los primeros días conocíamos los paisajes lunares de inspiración surrealista de los Cabos de Creus y de Norfeu, ahora nos maravillaremos con esta costa tan atractiva, donde el mar azul y brillante se mezcla con islotes, arrecifes, acantilados, pinos blancos acurrucados por la tramontana, calas escondidas y pueblos blancos de gran tradición marinera, creando composiciones marítimas que suavizan nuestro caminar. Si le sumamos las vistas panorámicas que tendremos desde el faro de Sant Sebastià o el Puig del Terme, esta octava etapa del GR92 convertirá, sin duda, una de las más destacadas de nuestra travesía.