Cementerios gironins, jardines de vida, de arte y de historia

Un paseo por cualquiera de los cinco cementerios que he nombrado es una buena idea, ya que invita a la reflexión a los visitantes sobre las costumbres de una época ya pasada y transmite varios mensajes interesantes respecto a nuestros antepasados, su manera de vivir, la consideración social que ha tenido la muerte a lo largo de los años y la forma de afrontarla. Pero si tampoco deseáis ir más allá, estos cementerios en concreto también son lugares adecuados para pasear, apreciando el paisaje y también se puede admirar su riqueza artística y arquitectónica, con esculturas, placas y bajorrelieves obra de grandes artistas.

Cementerio de Olot

El cementerio actual, conocido como Cementiri Vell, se inauguró en 1821, pero existen indicios de la existencia de cementerios anteriores, adosados a las iglesias, como era costumbre. El cementerio olotense dispone de nichos y panteones organizados simétricamente desde un eje central, con esculturas diversas obra de reconocidos escultores locales y forja de Can Barberí, la fundición que es actualmente la sede del despacho RCR Arquitectes. Los mausoleos, panteones y sepulcros presentan una gran variedad de estilos arquitectónicos, como el neoclásico, el modernista y el art déco. Muchos de estos monumentos están elaboradamente diseñados y adornados, reflejando el estilo artístico y las corrientes culturales de la época en que fueron construidas. Muchos de los monumentos y mausoleos, situados en el segundo piso, están decorados con motivos modernistas como «trencadís», cerámica vidriada y detalles florales. Una de las galerías más destacadas es la de Santa Sabina, en la que las lápidas son modernistas y los capiteles son de estilo corintio. En el cementerio hay una serie de obras de bronce de artistas como Celestí Devesa, Lluís Curós o Josep Berga. Están enterrados en este cementerio personajes olotenses ilustres, escritores, artistas, políticos y otras figuras relevantes. Aparte del valor artístico y cultural, el Cementiri Vell de Olot es un lugar donde el visitante puede disfrutar de paz y tranquilidad. Sus jardines y caminos sombríos crean un ambiente propicio para la reflexión y la contemplación. Se realizan visitas guiadas.

Cementerio Marinero de l’Escala

Es un conjunto de arquitectura popular de estilo neoclásico de 1835 y único en su categoría en la Costa Brava. En 1970 el cementerio ampurdanés se clausuró alegando medidas higiénicas y que impedía el crecimiento urbanístico y desde entonces no se han hecho más entierros. La intención de derrocar el cementerio desató una campaña por parte de la Comisión de Defensa de la Arquitectura Popular, que logró que en 1984 fuera declarado Bien Cultural de Interés Nacional por la Generalitat de Catalunya, destacando la homogeneidad del conjunto de estilo neoclásico con nichos rematados con característicos tímpanos triangulares y encalado de cal. Cuenta con algunos panteones, entre los que destaca el de la familia Maranges. También está enterrada, desde 1966, la escritora Víctor Català (seudónimo de Caterina Albert) y Josep Pla se refirió a este cementerio como uno de los más bellos de la Costa Brava. El cementerio se estructura en tres sectores: un espacio de vestíbulo de acceso, un recinto con gran densidad de nichos organizado en calles y un tercer recinto con nichos, panteones y una capilla, organizado en torno a un espacio rectangular ajardinado. La última remodelación del cementerio data de 2018. La preservación del espacio depende actualmente del Museu de l’Escala.

Cementerio Modernista de Lloret de Mar

Este cementerio se encuentra integrado en la Ruta Europea de Cementerios y la Association of Significant Cemeteries in Europe (ASCE). La necrópolis lloretense conserva la huella del legado indiano. La construcción del nuevo cementerio fue impulsada a finales del siglo XIX por un sector de población enriquecido relacionado con los indianos, empresarios catalanes que habían realizado las Américas, vinculados al comercio de ultramar y la consecuente riqueza que esto generó. En 1891 se decidió el nuevo emplazamiento para el cementerio y el proyecto fue encargado al año siguiente, en 1892, al arquitecto Joaquim Artau i Fàbregas, que contó con arquitectos de renombre como Puig i Cadafalch. La organización y distribución del espacio del cementerio está muy bien pautada y organizada, como si el arquitecto hubiera transportado las tendencias urbanísticas propias de las grandes ciudades decimonónicas al interior de la necrópolis: avenidas, paseos, plazoletas, manzanas de casas… El espacio, además, está organizado por unas pautas de jerarquía social. En la avenida principal encontramos los sepulcros de los comitentes privados, los indianos. En la parte derecha e izquierda de la avenida principal se distribuyen los hipogeos de segunda y tercera categoría. Alejado de esta zona, existe un espacio destinado a las inhumaciones civiles y otra a los no bautizados. Los monumentos históricos del cementerio están señalizados con paneles explicativos multilingües. Destacan artísticamente los panteones Costa y Macià, Esqueu y Vilallonga –una de las obras más complejas- y los hipogeos Durall y Surís o Mataró y Vilallonga.

Cementerio de Figueres

Un total de 17 elementos funerarios del Cementerio de Figueres, el tercero que ha tenido esta villa a lo largo de su historia, están incluidos en el Inventario del Patrimonio Arquitectónico de Cataluña. Esto precisamente es lo que hace interesante su visita a esta necrópolis, construida en 1817. Algunas de sus tumbas y panteones fueron proyectados por arquitectos y escultores de renombre como es el caso de August Font, Venanci Vallmitjana o Josep Llimona . Destacan del conjunto la tumba Serra Caussa, de finales del siglo XIX y con forma de obelisco. También el panteón Dalí, un pequeño edificio de planta cuadrada con arcuaciones lombardas o el sepulcro Roca y Giralt, de estilo noucentista, situado en el centro del cementerio, y que recuerda a un templo griego. Los sepulcros Camps, Janer, Corbera, Galí, Tomás Roger y Vidal y las tumbas Arola, Avellana, Rexach, Galter, Jordán Ramoneda o Garreta o el panteón de Marià Villalonga Gilupó son otros elementos dignos de visita y contemplación por sus atributos artísticos . Se realizan visitas nocturnas guiadas.

Cementerio de Roses

Conocido también como Cementiri del Puig Rom, empezó a ser construido en 1884 y se terminó en 1889. La necrópolis está situada en una ubicación privilegiada, con vistas panorámicas a la bahía de Roses y al mar. Las tumbas y mausoleos están diseñados con estilo y elegancia y muchos de ellos muestran elementos arquitectónicos interesantes y detalles artísticos. Su gran variedad de esculturas y monumentos son ejemplos del arte funerario de los siglos XIX y XX. Por lo que respecta a las tumbas monumentales, destaca la tumba familiar de Pere Rahola. El mausoleo ocupa un espacio del lado norte del recinto, junto al muro de cierre. Se trata de un conjunto esculpido en mármol blanco formado por un sarcófago, decorado con un medallón con una cruz de Malta en bajorrelieve y una escultura sentada encima, llamada plegaria. Es una figura femenina, una mujer joven que lleva la melena recogida. Su rostro muestra una expresión de gran serenidad, a la vez triste y pensativa, con la mirada perdida a lo lejos. Viste una túnica hasta los pies, sin mangas. Una mano descansa sobre la rodilla y la otra en el sarcófago. Tiene las piernas cruzadas y por debajo de la túnica sobresale uno de los pies, descalzo. La escultura es obra del célebre escultor Josep Llimona. La última remodelación del recinto se realizó en 2008.