Es la playa más alejada de Santa Cristina d’Aro, que roza los límites con Tossa de Mar. Como en los casos anteriores, la carretera de Sant Feliu de Guíxols a Tossa de Mar es la única vía de acceso por tierra. No existe ninguna urbanización cercana ni tampoco dispone de zonas de aparcamiento, por lo que para llegar a ella hay que caminar cerca de un kilómetro desde la carretera. El paseo, sin embargo, merece la pena. Se trata de un espacio totalmente natural, muy aconsejable para quienes rehúyen las playas más urbanas y concurridas, y para aquellos a quienes les gusta la soledad. La playa es una mezcla entre rocas y gravilla, y cuenta con unos 200 metros de longitud y unos 25 de ancho. En frente mismo, los bañistas pueden encontrar un gran número de arrecifes para explorar.