El núcleo originario de la villa de Llançà a lo largo de la historia se ha visto ampliamente modificado. Restan pocos vestigios de un periodo lejano y, desgraciadamente, no se conservó ningún vestigio que permita recrear su disposición inicial, excepto la configuración del actual caserío que rodea la iglesia y el Palacio-Castillo del Abad de Sant Pere de Rodes, con las clásicas callecitas estrechas que nos inducen a pensar como debió ser en tiempos pasados nuestra villa. En la época feudal era habitual que se construyeran castillos-palacios con la torre del homenaje, en los núcleos urbanos, como residencia habitual o eventual de los señores del territorio. La villa llançanenca no fue una excepción y su centro histórico conserva diversos elementos patrimoniales de este periodo.