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Periodista cultural
Hay festivales en las comarcas de Girona que, estés en la montaña o estés en la playa, son sinónimo de verano. Son refrescantes y originales. En Palamós se llevan la palma con un festival de rumba catalana y otro de música de cobla. Decir jazz es decir Estartit, Begur y Ripollès son música popular, pero también clásica, y Sons del Món de Roses es la "joie de vivre". ¡Conozcámoslos!
Tomad la agenda, porque si no, será imposible. ¡Los hay tantos y tan buenos! Aparte de los festivales más populares de la Costa Brava, los hay pequeños, singulares, de corta duración, con relativamente pocos espectáculos pero muy bien elegidos. Como delicatessen que te vas encontrando esparcidas por las comarcas de Girona. Esta propuesta va de eso, de descubrir pequeños festivales con sus singularidades. Ya sea porque el género que tocan no es demasiado habitual en ciclos así (rumba o cobla), ya sea porque lo especial son los escenarios donde el patrimonio cultural y natural es un valor añadido. En cualquier caso, son festivales que son sinónimo de verano.
Un concierto del Festival Rumb(A)Palamós. Foto: J. Renart. Archivo Imágenes PTCBG
Palamós, villa de tradición pesquera y uno de los polos más potentes de atracción turística de la Costa Brava, también es una villa en la que las manifestaciones culturales tienen una gran importancia, como es propio de una localidad que dispone de un patrimonio cultural notable. En verano, en la localidad palamosina, se celebran dos festivales muy singulares, que podrían parecer antitéticos, pero nada más lejos de la realidad, porque ambos beben de las raíces, de la tradición. El primero, que se celebra los viernes de julio, es el Festival Rumb(A)Palamós, que nació en 2014 con la voluntad de valorar la música popular y tradicional de este género, originario de la comunidad gitana de Barcelona sobre el primer tercio del siglo XX. Las grandes figuras del género fueron, sin duda, el Pescadilla y Peret. Aparte de diversas actuaciones, empapadas de una alegría profunda y un ritmo endemoniado que en verano apetece, el festival propone un escenario rumbero abierto a nuevos creadores y artistas locales. Sostenibilidad, calidad artística y paridad de género son tres pilares de este festival único en las comarcas de Girona.
El otro festival de verano palamosí que bebe de la tradición y que es singular en cuanto al género es el Amb So de Cobla, un ciclo único en el país que se celebró por primera vez en 2016, por iniciativa de la Agrupació Sardanista Costa Brava de Palamós. La vocación del Amb So de Cobla es la de difundir la música de cobla más allá de las audiciones de sardanas. Se presentan espectáculos en los que los protagonistas son los instrumentos de la cobla catalana, pero en nuevos formatos y ritmos. El objetivo de este toque de innovación es atraer a todo tipo de públicos y valorar la música popular y tradicional catalana. Los tres ejes del festival son: la difusión del legado musical tradicional catalán, la producción de nuevos espectáculos y la formación profesional de la mano de varios músicos de cobla de primera fila. A lo largo de los años han pasado por Palamós figuras como Roger Mas, Cris Juanico, Jordi Molina, Kepa Junkera, Obeses, Pau Alabajos, el Quartet Mèlt y las mejores coblas del país, como La Bisbal Jove, La Principal de La Bisbal, Els Montgrins o La Cobla Sant Jordi. En el caso de ambos festivales, su vocación además es totalmente popular, ya que todos los conciertos son gratuitos, salvo alguna excepción puntual.
Inauguración del Jazz en l'Estartit de 2018, con el grupo O Sister! Foto: Archivo Imágenes PTCBG
En 2014, por iniciativa del prestigioso Festival de Música Torroella de Montgrí, se celebró la primera edición del ciclo Jazz a l’Estartit. Una nueva propuesta de verano que se celebra el último tercio de julio, deudora de los conciertos de jazz que programó el propio festival en Torroella, en la década de los 80. Tanto entonces como en la actualidad, el sello característico del cartel es la calidad de los músicos y las formaciones que han actuado en él. En los 80, actuaron en la localidad torroellense figuras como Stéphane Grappelli Trio, Trio Bolling & Jean-Pierre Rampal, Jacques Lousier Trio, Tete Montoliu Trio, Septet Max Sunyer y Trio Toti Soler-Sant Arisa-Jordi Sabatés. A partir de 2014, el Jazz a l’Estartit es una cita anual de verano ineludible y estable para los amantes del género. Desde entonces han actuado en él formaciones como el Trio Brad Meldhau, Avishai Cohen Trio, Paquito de Rivera Quintet, Stefano Bollani Quintet, Golden Gate Quartet, Jerry González, Perico Sambeat, Chano Dominguez, Martirio, Horacio Fumero, Miles Sanko, Madeleine Peyroux Trio o Carlos Benavent Trio. Una de las características más remarcables del Jazz a l’Estartit es el entorno, ya que los conciertos del ciclo, salvo alguna excepción, se celebran en el paseo del Molinet, que lleva a la punta que ostenta el mismo nombre, un paraje precioso con vistas al cabo de la Barra, al mar y a las Illes Medes. Los conciertos se celebran en esta ubicación desde el año 2018, antes, del 2014 al 2017, el escenario principal del ciclo estaba instalado en la plaza de la Llevantina. Jazz a l’Estartit se celebra entre el Fringe y el Festival de Música de Torroella, por lo que en julio y parte de agosto la oferta musical del término municipal torroellense es de las más selectas del país.
Una imagen de un concierto de Sons del Mon, de Roses. Foto: J. Renart. Archivo Imágenes PTCBG
La Ciutadella de Roses es el escenario perfecto para la celebración del festival Sons del Mon, un ciclo ecléctico que ya ha llegado a la quincena de ediciones, dedicado sobre todo a la música popular, al rock, al pop, al R’n ‘B, a la canción de autor o a la electrónica. Es uno de esos festivales que hacen verano, por el cartel, que habitualmente acoge a grandes figuras de los géneros anumerados, pero también por su planteamiento, ya que la Ciutadella es un recinto que combina extensiones de césped con ruinas ilustres -no hay que olvidar que es un yacimiento arqueológico- y con un village con zona de restauración y programación musical propia donde poder pasar un buen rato antes y después de los conciertos. El escenario es de gran formato y el festival combina los conciertos de pie y los que, por la naturaleza de la propuesta, es mejor instalar sillas. El Sons del Mon se programa habitualmente los dos últimos fines de semana del mes de julio y el primero de agosto y, a menudo, el programa es doble, con un cabeza de cartel y una actuación previa. Últimamente han pasado por Rosas formaciones y artistas como Oques Grasses, Earth, Wind & Fire, Ben Harper, Suu, Los Catarras, Rosario, Stay Homas, Amaral, Silvia Pérez Cruz, Marco Mezquida, Miki Núñez, Texas, Quimi Portet o Luz Casal , entre otros muchos. Como podéis ver, el cartel del Sons del Mon no tiene nada que envidiar a otros festivales del mismo tipo.
Un concierto del Festival de Música de Begur, en las Escoles Velles. Foto: J. Renart. Archivo Imágenes PTCBG
El Festival de Música de Begur es uno de los decanos de las comarcas de Girona, ya que supera de largo la cuarentena de ediciones. Se celebra entre finales de julio y la primera quincena de agosto y hay pocos placeres comparables con el de llegar al patio de les Escoles Velles de Begur, pedir una bebida en la barra y sentarse a tomar el fresco disfrutando de alguno de los conciertos que se proponen, todos ellos de un nivel artístico de primera. El criterio de programación es esmerado, tendente al formato acústico, al pop, a la canción de autor, el folk o el blues, por lo que la velada será relativamente tranquila, aunque no se descartan brotes de euforia. El festival está organizado por el Ayuntamiento de Begur, por lo que el precio de las entradas es más que razonable. Cualquiera de los conciertos que se celebran en el patio de las Escoles Velles es el colofón de una jornada de playa perfecta. Ocasionalmente, el festival también programa alguno de sus conciertos, de entrada libre, en el núcleo de Esclanyà o en la plaza Esteva y Cruañas.
Uno de los conciertos del Festival de Música Isaac Albéniz, de Camprodón. Foto: Archivo Imágenes Ayuntamiento de Camprodón
Si decidís pasar unos días en el Ripollès o hacer alguna visita de una sola jornada, vale la pena que consultéis la agenda y miréis si podéis coincidir con alguno de los conciertos del Festival de Música de la Vall de Camprodon (FMVC), de un espíritu alegre y popular, o del Festival de Música Isaac Albéniz de Camprodón, consagrado básicamente a la música clásica. El FMVC, que ya ha celebrado más de una veintena larga de ediciones y que ocupa todo el mes de agosto, es el resultado de la unión de esfuerzos de varios municipios del valle para ofrecer una programación de medio y pequeño formato pero de gran calidad. Camprodón, Llanars, Molló, Sant Pau de Segúries, Setcases y Villalonga de Ter se unieron con la idea tanto de cubrir las necesidades culturales de sus respectivos municipios, como de ofrecer una propuesta de ocio a sus visitantes durante el período estival. Este ciclo, además, es atractivo para la gente joven, ya que pueden disfrutar en formatos cercanos y en casa de figuras y formaciones de la música popular catalana que gozan de una gran fama y que no suelen tocar en localidades pequeñas. El FMVC se ha convertido en una actividad de referencia para los habitantes y visitantes del valle, ya que todo el mundo puede encontrar alguna propuesta que le guste. Uno de los valores añadidos del FMVC son sin duda los escenarios, puesto que los espectáculos se desarrollan en lugares patrimonialmente remarcables.
La primera edición del Festival de Música Isaac Albéniz de Camprodón se celebró en 1985. Desde entonces se ha organizado de forma ininterrumpida entre finales de julio e inicios de agosto, por lo que ya está consolidado y es apreciado tanto por el público como por los profesionales de la música clásica. Han actuado figuras de talla mundial, como la pianista Alicia de Larrocha, la soprano Victoria de los Ángeles, el flautista Jean Pierre Rampal o la Orquesta del Festival de Música de Cadaqués, entre otros, que han compartido cartel con jóvenes talentos surgidos de las clases maestras que se imparten en los prestigiosos cursos internacionales que se hacen anualmente, de forma paralela al festival. Se realizan cursos de piano, violín, violonchelo y música de cámara y también se lleva a cabo el Concurso Isaac Albéniz de Camprodón. Si os animáis a asistir a alguno de los conciertos, vale la pena que aprovechéis para visitar el Museu Isaac Albéniz, dedicado a este pianista y compositor que nació en la villa ripollesa. En el museo encontraréis una amplia documentación sobre la obra del célebre compositor, así como partituras manuscritas originales y en facsímil, correspondencia personal con otros músicos, libros de su biblioteca familiar, objetos personales, cuadros, retratos y fotografías, pertenecientes a diferentes épocas de su vida.
