El Dalí más íntimo

Tras treinta años de perseverancia, la Casa Natal Salvador Dalí es una realidad que completa el triángulo daliniano perfecto junto con la Casa-Museo de Portlligat, el Teatro-Museo de Figueres y el Castillo Gala Dalí de Pubol. Nos adentramos en ella y lo hacemos con ese punto de curiosidad y esoterismo que despierta el entrar por primera vez en casa de alguien. El espacio, la energía y todo lo que nos rodea parece darnos pistas sobre la vida más íntima de sus inquilinos. Después, cuando salimos, tenemos la sensación de que los conocemos un poco mejor. La Casa Natal Salvador Dalí de Figueres consigue el mismo efecto con una experiencia vivencial única que complementan la Casa-Museo de Portlligat y el Teatro-Museo de Figueres. Han sido necesarios muchos años para hacerlo posible. 

Los figuerenses se lo deben saber de memoria, pero para el resto del mundo recordaremos que Salvador Dalí nació el 11 de mayo de 1904 en la calle Monturiol, una vía bastante céntrica de la capital del Alt Empordà. Concretamente, se echó sus primeros lloros en el número 20, en un edificio modernista que se había construido seis años antes y en el que vivían varias familias. En la planta baja, el padre de Dalí tenía su notaría, y en el entresuelo tenían el piso. Un pelín más arriba, no faltaba la compañía de la abuela y la tía. 

Cuando el pequeño Dalí estaba a punto de cumplir cuatro años, dio la bienvenida a un nuevo miembro de la familia: su hermana Anna. Los dos niños acabarían pasando muchas horas en la terraza, que era amplia y, como se encontraba delante de los jardines de la Marquesa, disfrutaban de unas vistas inmejorables. Flores de todos los colores, plantas esbeltas y bien regadas, pajarillos en busca de un poco de sombra… Esta zona del piso era tan importante en la vida de la familia que, cuando varios edificios nuevos empezaron a ocupar el terreno de los jardines y la terraza se quedó en nada, decidieron cambiar de hogar. Dalí había pasado sus primeros ocho años de vida en ese edificio, que siguió su curso sin tener nada más que ver con el artista… hasta que se decidió que había que rescatar la memoria de lo que había vivido en ella. 

El Ayuntamiento de Figueres lleva treinta años intentando recuperar este espacio tan significativo para la memoria del pintor. Y no se ha conformado con la notaría o el piso de la familia; ha conseguido restaurar el edificio entero. Ha sido un esfuerzo colectivo que, por fin, ha llegado a buen puerto. Estamos seguros de que será testigo de tantas colas en la entrada como el resto de las instalaciones dedicadas al pintor. ¿A quién no le apetece descubrir la casa del Dalí niño?

En la entrada nos entregan un dispositivo de audioguía que se irá sincronizando automáticamente en cada estancia para ahorrarnos la molestia de tener que ir marcando los números. El viaje inmersivo arranca con la ayuda de una narradora que nos explica las vivencias del pequeño Salvador y su familia y, evidentemente, una de las primeras paradas es la notaría, por la que pasaban personajes destacados de la Figueres de principios del siglo XX. Subimos por las escaleras que tantas veces debió pisar el pequeño Salvador y, a través de varias pantallas, imaginamos la magnífica terraza donde tanto tiempo jugaron los hermanos Dalí. Nuestra guía particular nos habla de las figuras de la madre, la tía y la abuela, que influyeron mucho en la vida del futuro artista, pero también del tío, que tenía una librería en la Rambla de Barcelona y siempre que venía de visita aparecía con revistas europeas de arte bajo el brazo. Pero la vida sigue y, a medida que vamos subiendo escaleras, Dalí va creciendo. 

Pasamos por su época de formación, empezando por Figueres y viajando hasta Madrid, donde conocerá a intelectuales como Luis Buñuel o Federico García Lorca. También descubrimos el primer encuentro con Gala y nos damos cuenta de la importancia que iba a tener en la vida del artista. Luego cogemos un coche y un avión para acercarnos hasta París, Londres y Nueva York, donde Dalí tuvo contacto con personajes destacados del momento como Alfred Hitchcock, Walt Disney o Andy Warhol.

Dalí nos habla y, sin poder evitarlo, nos adentramos en su mente. Dejamos atrás las excentricidades del artista y descubrimos algunos de sus pensamientos más profundos sobre artes aplicadas, pero también sobre física, matemáticas o el horror de la bomba atómica. Gracias a la audioguía, pero también a hologramas, pantallas y sonidos inmersivos, descubriremos la verdad que se escondía tras uno de los bigotes más reconocibles de la historia.

Completando el círculo

A cinco minutos a pie de la casa natal se alza, imponente, el Teatro-Museo Dalí. Todo lo que vemos en él —de la gran cúpula transparente a los impresionantes conjuntos escultóricos— salió de la cabeza del genio, que decidió ser enterrado allí, rodeado de su variado imaginario creativo. Tras este recorrido por la larga trayectoria artística del pintor, podemos dirigirnos a Portlligat, donde podemos visitar la Casa-Museo Salvador Dalí. Lo que en un principio había sido una humilde barraca de pescadores, fue ampliado y adaptado por el artista a sus necesidades durante cuarenta años. El resultado es un maravilloso recorrido laberíntico por los espacios más íntimos que compartió con Gala, su musa eterna. Ahí las tienes, la casa que vio nacer a Dalí, la que le vio crecer como artista y su última gran obra, donde decidió descansar para siempre. Un recorrido imprescindible para conocer al Dalí auténtico.