Comunicadora, cinéfila y melómana. Amante del Alt Empordà y tocada por la Tramuntana.
Las viñas verdes cerca de la Costa Brava son mucho más que espacios de cultivo; son una pieza clave del mosaico paisajístico mediterráneo. Te invitamos a saber más sobre las buenas prácticas de algunas bodegas que velan por la preservación de nuestras tierras.
Vinyes d'Olivardots, Campmany. Joan Diví. Arxiu Imatges PTCBG
En Capmany encontramos Vinyes d’Olivardots, un proyecto que destaca por su compromiso firme con la sostenibilidad. Esta bodega biodinámica aplica prácticas respetuosas con el medio ambiente, como por ejemplo utilizar métodos naturales, apostando por una viticultura ecológica y sostenible y la promoción de la biodiversidad dentro de las viñas. Gracias a estas iniciativas, Vinyes d’Olivardots ayuda a preservar el suelo y las especies locales, asegurando que el paisaje del Alt Empordà mantenga su esencia natural. Para hacerlo, ponen en práctica la fitoterapia, plantas que curan plantas, para prevenir y tratar las posibles enfermedades que puedan afectar a sus racimos. ¿Quieres saber más? Visita la bodega y no te pierdas su vermut gastronómico.
La Vinyeta, Mollet de Peralada. Arxiu imatges PTCBG
La Vinyeta está en Mollet de Peralada y va más allá de la producción de vino con su proyecto Trashumancia. Esta iniciativa no solo combina la viña con la ganadería, sino que también promueve el pastoreo tradicional como herramienta para controlar la vegetación y evitar incendios forestales. Las ovejas pacen entre las viñas, favoreciendo la regeneración del suelo y manteniendo el paisaje abierto y protegido. Así, la Viñeta demuestra como la agricultura puede ser una alianza natural con el territorio. De hecho, esta bodega también apuesta por la sostenibilidad energética, instalando placas solares fotovoltaicas que proveen de energía eléctrica la bodega y el resto de instalaciones de su explotación. Todo un ejemplo a seguir.
Mas Espelt, Vilajuïga. Arxiu imatges PTCBG
Espelt Viticultors es una bodega que hace decididamente una producción ecológica. Desde el cultivo hasta la vinificación, todas las etapas del proceso se centran en minimizar el impacto ambiental. Uno de sus proyectos más interesantes es la finca de Mas Marès en Roses (sobre Cala Montjoi, en el Parque Natural del Cap de Creus) y es una explotación cuidada, sin pesticidas ni productos sintéticos, que favorece la presencia de fauna autóctona y crea un ecosistema equilibrado. También tienen el proyecto de investigación LIFE MIDMACC con el que ha colaborado Mas Marès y que tiene como objetivo analizar qué beneficios contra el cambio climático puede tener la gestión del territorio con un paisaje en mosaico. Conoce este ejemplo a seguir de primera mano con su picnic entre viñas.
Celler Mas Llunes, Garriguella. Joan Diví. Arxiu Imatges PTCBG
Mas Llunes está situado en Garriguella y es un ejemplo vivo de como la viticultura puede promover la biodiversidad. La bodega ha impulsado un proyecto específico para aumentar la diversidad biológica a sus viñas, con acciones como la plantación de arbustos locales y la creación de refugios para la fauna. Para preservar la biodiversidad también han construido dos balsas naturalizadas teniendo en cuenta la vegetación propia de las balsas temporáneas presentes en la Albera. Este ecosistema facilita el abrevaje de la fauna, sobre todo durante los meses de verano y enriquece la presencia de anfibios, pájaros, libélulas, mariposas y otros invertebrados. Este compromiso no solo enriquece el ecosistema, sino que también fortalece la resiliencia del paisaje ante el cambio climático. Anímate a vivirlo en primera persona.
Mas Polit, Vilamansicle. Arxiu imatges PTCBG
Mas Pòlit, situado en Vilamaniscle, es otro referente de la sostenibilidad vinícola. La proximidad del mar y la montaña configura un paisaje de dureza armónica, donde la viña crece en terrenos pobres y ácidos, idóneos para emplazar producciones de calidad. Esta bodega trabaja por la preservación del medio ambiente, con una producción que respeta los ciclos naturales de la tierra. Su modelo de trabajo prioriza la reducción de residuos y el uso eficiente de recursos. Utilizan botellas de vidrio de bajo peso para contribuir a un menor impacto ambiental, y todo el material de embalaje es reciclable o biodegradable, asegurando que la viña no solo sea productiva, sino también sostenible a largo plazo. La actividad idónea para descubrir esta biodiversidad es hacer una visita a sus instalaciones.
Clos d'Agon, Calonge. Xènia Gasull. Arxiu imatges PTCBG
Las bodegas de la Costa Brava no solo elaboran vinos excelentes, sino que son auténticos guardianes de un patrimonio natural que hay que preservar. Cada cepa es un símbolo del compromiso con la tierra, y cada cosecha es una victoria para el paisaje mediterráneo. Es por eso que de las 27 bodegas de la Ruta del Vino DO Empordà, 16 producen con el certificado del Consell Català de la Producció Agrària Ecològica.
Su tarea diaria ayuda a mantener los ecosistemas, proteger la fauna y garantizar que las futuras generaciones puedan disfrutar de la riqueza paisajística y enológica de la región. Porque preservar el paisaje es construir el futuro y el espíritu de esta tierra.