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Comunicadora 'tekie' y yogui. Un ser social, entusiasta de la vida y de morro fino.
Si te has propuesto viajar más, descubrir rincones especiales o disfrutar de la naturaleza, te presentamos cinco lugares de la Costa Brava y el Pirineo de Girona con mucha historia, donde la puesta de sol se convierte en un instante único que no olvidarás.
Contemplar una puesta de sol es una manera única de poner perspectiva a los nuevos comienzos, dejándose llevar por la belleza del momento y la serenidad que ofrecen los paisajes más espectaculares. Estos lugares emblemáticos, no solo nos cautivan por la vista, también nos dan la oportunidad de conectar con la naturaleza, la historia o la cultura. Tanto si eres amante de la fotografía, como de la poesía o de la historia o, simplemente, buscas momentos de calma e inspiración, la Costa Brava y el Pirineo de Girona están llenos de lugares donde la luz, el paisaje y el patrimonio del territorio se combinan para regalarte recuerdos inolvidables.
Santuari de Montgrony, Gombren. Laurence Norah. Arxiu Imatges PTCBG
Situado en el corazón del Ripollès, el Santuario de Montgrony, cuyo interior se puede visitar online en 3D, combina historia, cultura y paisajes espectaculares. Desde su ubicación privilegiada, la vista sobre la sierra de Montgrony y las cimas de los Pirineos es incomparable. Cuando el sol empieza a ponerse, los tonos dorados y anaranjados iluminan las montañas, en un espectáculo que inspira calma y reflexión. La experiencia se completa con la visita al conjunto románico del santuario y la iglesia de Sant Pere de Montgrony, lugares legendarios e impregnados de espiritualidad. Dice la leyenda que el Conde Arnau encargó a sus trabajadores construir los tramos de escaleras para acceder al Santuario, haciéndoles una promesa que incumplió, por lo que fue condenado a cabalgar durante toda la eternidad sobre un caballo negro que expulsa llamas por la boca y los ojos.
Sant Julià de Ramis. Harold Abellan. Arxiu Imatges PTCBG
En Sant Julià de Ramis, en el Poblado ibérico de Sants Metges, la historia se funde con las vistas cautivadoras del paisaje gerundense. Desde este enclave histórico, se disfruta de una amplia panorámica que abasta el Gironès, el Baix Empordà y los Pirineos. Cuando el sol se pone, los campos y las montañas adquieren una tonalidad cálida y cambiante, convirtiendo esta experiencia en una inmersión total en la naturaleza y la historia. Completar la experiencia con una visita al yacimiento del Castellum Fractum es imprescindible para entender el arraigo cultural de este lugar.
Hostalric. Nuri Busquets. Arxiu Imatges PTCBG
El Castillo de Hostalric, con su imponente estructura sobre una colina de piedra basáltica, ofrece unas vistas únicas al Parque Natural del Montseny y al entorno de la comarca de La Selva. Cuando el sol se esconde detrás de las cimas más altas del Montseny, el horizonte se transforma en un cuadro vivo de colores intensos. Este momento se torna todavía más mágico gracias a la historia del castillo, que nos transporta al siglo XVIII. Un paseo entre baluartes con final en el patio de armas mientras el sol se pone es una experiencia que combina patrimonio y paisaje de una manera extraordinaria.
Mare de Déu del Mont. Maria Geli - Pilar Planagumà. Arxiu Imatges PTCBG
El Santuario de la Mare de Déu del Mont, en el Alt Empordà, es uno de los lugares más emblemáticos para admirar puestas de sol espectaculares. Situado a más de 1.100 metros de altitud, la ladera sur de la montaña ofrece una vista panorámica de la Garrotxa y sus volcanes. La luz del atardecer transforma este lugar en un espacio de serenidad absoluta. Para los amantes de la cultura, cabe remarcar que este lugar también está estrechamente ligado al poeta Jacint Verdaguer, que encontró inspiración en este paisaje majestuoso.
Ruïnes d'Empúries, L'Escala. Rafa Pérez. Arxiu Imatges PTCBG
Los restos de la ciudad grecoromana de Empúries son un escenario único para contemplar la puesta de sol. Situado a orillas del Mediterráneo, este yacimiento histórico ofrece un entorno mágico, donde las ruinas de templos, casas y calles antiguas adquieren una luz especial con los últimos rayos del sol. Desde su ubicación, se puede disfrutar de una vista espectacular sobre la bahía de Roses, por donde el sol emerge por la mañana y se funde con el mar al atardecer, en una paleta de colores indescriptible, que va de los magentas a los amarillos, siempre con la ciudad romana a la vista, así como la Mare de Déu del Mont y los primeros picos del Pirineo. Un lugar perfecto para dejarse llevar por la historia y la belleza natural y para practicar yoga o hacer meditación a primera hora de la mañana.
Planifica tu visita y descubre el poder transformador de una buena puesta de sol.