Ferran Adrià convirtió este nombre en un referente culinario mundial, ya que justo al lado de la playa se encuentra el que fue templo de la gastronomía, el restaurante El Bulli. La cala mide unos 250 metros de longitud y combina arena gruesa y guijarros. Justo detrás de la playa se encuentra la ciudad de vacaciones que lleva el mismo nombre y que dispone de múltiples servicios y muchos usuarios. En el agua hay enseguida un gran desnivel, cosa que facilita que las embarcaciones puedan acercarse mucho a la orilla. Dispone de zona de aparcamiento y cuenta con las certificaciones europeas de calidad medioambiental EMAS e ISO 14001. Para llegar, hay que ir en dirección cala Montjoi o cala Jòncols desde la Gran Via de Pau Casals. Se encuentra a 7 km del centro de Roses.