Deberás caminar un buen rato hasta llegar, pero sin duda habrá merecido la pena. Rodeada de pinos y acantilados, un gran arrecife en el centro hace que la playa adopte la forma de una doble media luna con diversos rincones dignos de explorar, por tierra y por mar. Esta playa está situada en pleno espacio de interés natural del castillo del cabo Roig, y otro de sus atractivos es la bonita barraca de pescadores en uno de sus extremos. El Ayuntamiento la ha recuperado y es posible solicitar su uso durante un día. Se trata de una barraca que ya aparece mencionada en un documento del siglo XVI, si bien se sospecha que la estructura actual es probablemente del siglo pasado. Para llegar, solo tienes que dejar el coche en el aparcamiento de la playa del castillo y darte un paseo estupendo hasta la cala Estreta.