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Os invitamos a conocer uno de los espacios más emblemáticos de la demarcación de Girona, por la simbología que representa el encuentro del Pirineo más oriental con el mar Mediterráneo.
La Albera es un simbolismo mayúsculo de la diversidad paisajística de esta tierra, de cómo el abrupto y enigmático Pirineo se suaviza lentamente hasta sumergirse en las aguas de una Costa Brava plácida y acogedora.
La sierra de la Albera es un Paraje Natural de Interés Nacional que mantiene una gran diversidad biológica y que durante siglos ha sido un área estratégica por su función fronteriza entre las llanuras del Empordà y el Rosselló, y aquí han dejado su huella las principales civilizaciones que forjaron el viejo continente.
A pesar de tratarse de un espacio protegido se pueden realizar varias actividades de descubrimiento, como la subida al Puig Neulós, de 1.256 metros y fácilmente accesible desde la vertiente francesa. Es, sin duda, un mirador privilegiado sobre toda la llanura ampurdanesa y rosellonesa, desde donde se aprecian los contrastes paisajísticos
La Albera es tierra de tramontana, de la simpática tortuga mediterránea y de un paisaje marcado por los viñedos y los alcornocales, y por los monumentos megalíticos que se encuentran entre la montaña y la llanura. Hay un montón de dólmenes, que se pueden visitar siguiendo una ruta a pie bien señalizada y entre los que destacan el de la Cabana d’Arqueta y la zona de los lagos de La Jonquera.
La tortuga mediterránea sólo sobrevive en Catalunya con una única población silvestre en la sierra de la Albera
De las construcciones que todavía hoy permanecen, la más espectacular de la Albera es el castillo de Requesens, de origen medieval y que fue restaurado a finales del siglo XIX. Podréis llegar haciendo una agradable excursión por la carretera de La Jonquera a Cantallops, desde donde sale una pista forestal que lleva hasta la población y el castillo. Otra fórmula es disfrutar de la caminata desde Sant Climent Sescebes.
Otra forma de descubrir la Albera es recorriendo la treintena de balsas que de forma natural se distribuyen por la sierra, y conforman unos espacios muy valiosos y de gran interés ecológico. Algunas acumulan agua todo el año y otras sólo son visibles después de notables períodos de lluvia. El más grande es el conocido como Estany Gros de la Jonquera.
El haya de la piedra es un ejemplar de grandes dimensiones, que sostiene una piedra granítica de unos 700 kilos en la bifurcación de sus ramas
Descubrir la Albera a pie es también redescubrir un pasado difícil, porque por los collados de la Albera deambularon miles de personas que se exiliaban a Francia durante la Guerra Civil. Testimonio de este penoso viaje está todavía el monasterio de Sant Quirze de Colera. Se puede llegar dando un agradable paseo desde Rabós y una vez allí la ruta hasta Coll de Banyuls, por el macizo de Jordà, es una de las propuestas más recomendables para disfrutar de la Albera.