Periodista cultural
Os proponemos establecer un vínculo entre ámbitos que, aparentemente, nada tienen que ver cómo son el de los museos y el de la gastronomía. Os presentaremos cinco museos que están “para comérselos” y que mezclan estos dos ámbitos, lo que le permitirá combinar el conocimiento del patrimonio con el de la gastronomía de nuestra tierra. ¡Empecemos!
El Museo de la Pesca de Palamós quiere contribuir al desarrollo cultural, económico y social de la comunidad, provocando cambios y reflexiones sobre el patrimonio marítimo y pesquero. Su misión gira en torno a la conservación, investigación, difusión e interpretación de este patrimonio. El museo es un lugar de diálogo entre la gente del mar y el resto de la sociedad, que acentúa la vocación marítima de la localidad palamosina. El museo dispone de una exposición permanente y también organiza exposiciones temporales temáticas, pero hay que remarcar que tiene una extensión flotante en las barcas del pescado, Gacela y Estrella Polar. Ambas son propiedad del Ayuntamiento de Palamós y permiten mostrar y descubrir al público las pesqueras principales de nuestra costa: la pesca de arrastre y la de cerco. La inestabilidad de un barco, el olor de una sala de máquinas, un espacio pequeño angustioso, la percepción del fondo del mar, la observación de un banco de pescado a través del monitor de una sonda, escuchar una conversación por radio, el tacto de una red… Estas sensaciones acercan a los visitantes a las características de las embarcaciones de pesca y el trabajo de los pescadores a bordo.
Una de las extensiones del Museo de la Pesca de Palamós es el Espai del Peix (Espacio del Pescado). No puede desvincularse el producto del ámbito gastronómico. Este espacio es un equipamiento cultural para la promoción y divulgación del pescado fresco de la lonja de Palamós. El espacio quiere contribuir a la sostenibilidad de la actividad pesquera, a un mayor conocimiento de los productos del mar y a la promoción de la gastronomía del pescado, haciendo pedagogía sobre los productos pesqueros con menor interés comercial pero con un alto valor culinario y gastronómico. Una visita al Espai del Peix os permitirá tener una perspectiva privilegiada sobre la lonja, un gran mirador en la subasta diaria del pescado, pero también hay montajes audiovisuales y paneles explicativos que descubren al visitante el mundo de la pesca y el proceso de comercialización de los productos pesqueros. El espacio, además, ofrece la posibilidad de realizar talleres o de degustar la cocina marinera a través de propuestas del recetario tradicional, de la cocina de los pescadores o de la cocina más innovadora, usando siempre especies propias de nuestros mares, de proximidad, económicas, nutritivas y saludables.
Nuestra segunda propuesta es combinar una visita al Teatro-Museo Dalí con una experiencia culinaria excepcional en el Restaurante del Hotel Duran, la histórica fonda situada en la Rambla de Figueres (calle Lasauca), pero también puede optar por realizar alguna de las rutas enogastronómicas por la localidad altempordanesa de la mano de la sumiller Laura Masramon. El Teatro-Museo Dalí, que es posiblemente el mayor objeto surrealista del mundo, está ubicado en el edificio del antiguo Teatro Municipal, un edificio datado en el siglo XIX, pero parcialmente destruido a finales de la Guerra Civil. El pintor figuerense lo adquirió, lo rehabilitó y lo convirtió en su museo, donde expuso su obra. Actualmente es uno de los museos más visitados del mundo.
Muy cerca del museo, la cocina del Restaurante Duran mezcla la tradición y la modernidad, siempre utilizando productos de mercado de máxima calidad. De hecho, la comida de inauguración del Museu-Teatre se celebró en el restaurante. En los años 50 éste se consolidó como establecimiento y su prestigio no ha parado de crecer hasta la actualidad. El Restaurante Duran no es sólo una referencia en cuanto a su cocina, también lo es porque resulta inseparable de la historia de la propia ciudad, ya que se han vivido episodios memorables, como cuando Dalí cenó, dejando a cargo de los propietarios la cría de elefante que le acababa de regalar Air India.
Podéis combinar la visita al museo y al restaurante con una de las 3 rutas enogastronómicas que os ofrece la somelier Laura Masramon. El itinerario Torre Galatea, que comienza en El Motel, el restaurante del Hotel Empordà, tiene tres capítulos: en el mismo Motel, frente a la Torre Galatea y en la Sidreria Txot’s. El segundo itinerario comienza en la nueva sede del Consejo Regulador de la Denominación de Origen Empordà, viaja hacia la bodega de Ca la Teta del Hotel Duran y termina en las escaleras donde se encuentra el homenaje a Isaac Newton y se vislumbra la cocina abierta del Bocam. La tercera ruta incluye una copa de vino y un platillo en Can Jeroni, un remarcable restaurante familiar, una nueva cata en el Mercado de fruta y verdura de proximidad y se acabará en el restaurante El Pelegrí, del Hotel Pirineus.
L’Escala ha conservado, a lo largo de los siglos, una industria que le ha dado fama en todo el mundo: la salazón de anchoas. El Museo de la Anchoa y de la Sal, inaugurado en 2006 en el antiguo matadero, muestra la historia de la pesca y de la salazón de pescado azul, desde el siglo XVI hasta la actualidad, y sumerge al visitante en un tiempo, un patrimonio y unos conocimientos únicos en la costa catalana. También ofrece al visitante exposiciones temporales de gran formato de temática etnológica y al mismo tiempo, organiza periódicamente ciclos de conferencias sobre historia, cultura y patrimonio organizadas por el Centre d’Estudis Escalencs. Vinculado al museo, en 2017 se inauguró el Alfolí de la Sal -el antiguo almacén de sal, cuando ésta era monopolio real- como equipamiento cultural a partir del cual se da a conocer el patrimonio de L’Escala. Es un edificio construido cerca de la playa del antiguo puerto y actualmente acoge la exposición permanente L’Escala y la Mar d’Empúries, el Archivo Histórico de l’Escala y el Espacio Víctor Català-Alfolí de la Sal, centro de difusión de la obra de esta escalenca universal, gran escritora de las Letras Catalanas.
Nuestra propuesta, ligada al Museo de la Anchoa y de la Sal, es que visitéis los productores y tiendas emblemáticas de anchoas de la villa. L’Escala cuenta con una larga tradición histórica como industria anchoera, de la que se tiene constancia escrita gracias al escritor y jurista Francisco Zamora (1757-1812), autor de Diario de los viajes hechos por Cataluña, en el que hace constar que L’Escala es uno de los pueblos de referencia que preserva su tradición de salazón. Su reputación es a nivel mundial, manteniendo a lo largo de los años la elaboración artesanal con productos totalmente naturales. Hacer una visita a alguna de las fábricas de anchoa del municipio es una oportunidad única para conocer cómo se elaboran actualmente las anchoas de L’Escala. Las casas Callol-Serrats -la más antigua del sector-, Anxoves El Xillu, Anxoves l’Escala y Salaons Solés son las fábricas de referencia.
La Farinera de Castelló d’Empúries es una fábrica de harina de inicios del s. XX, convertida en un museo, que conserva in situ toda la maquinaria propia del proceso industrial de transformación del trigo en harina. El Ecomuseo conserva patrimonio industrial, formado por la maquinaria de la fábrica de harinas, testimonio de una actividad que se desarrolla desde la época medieval y también conserva patrimonio natural, en este caso el Rec del Molí, un canal de agua de origen también medieval que nace en la esclusa de Vilanova de la Muga. Aparte de la exposición permanente, el equipamiento también funciona como centro de documentación.
El Ecomuseo-Farinera ofrece la posibilidad de realizar una visita guiada, de una hora de duración aproximadamente, que permite descubrir el espacio de la fábrica y conocer las variedades de trigo, los sistemas empleados por el hombre para molerlo, las fases del proceso industrial y la fuente de energía que hace funcionar toda la maquinaria. También se realizan visitas teatralizadas, pero la que queremos proponer es la actividad Enfarina’t, que combina la visita guiada con una cata de cerveza de trigo Rufa y pan de La Tramuntana.
Ubicado en el centro de Palafrugell, el Museo del Corcho es un equipamiento singular por su temática, su ámbito territorial y su vocación de servicio. Adquiere, conserva, interpreta y pone en valor el patrimonio vertebrado en torno al mundo del corcho en Cataluña, como configurador de un paisaje, una industria, unas formas de vida y una identidad comunes. Tiene el propósito de contribuir al desarrollo social, económico y cultural de la comunidad; de ofrecer soporte a la educación formal y como propuesta de educación informal; así como alternativa de creación y ocio. El museo se ubica en una antigua fábrica de corcho, la más importante del sector industrial en España. Cuenta, además de un pasado relevante dentro del sector, con unos elementos poco comunes en las construcciones del mundo del corcho que, a menudo, son edificios funcionales sin concesiones a los elementos decorativos ni a la participación de arquitectos reconocidos. Este aspecto hace aún más relevante el conjunto en el que destacan los elementos modernistas, sus dimensiones y su estructura.
La visita Les tapes dels tapers está organizada conjuntamente por el Museo del Corcho y el restaurante la Cuina de l’Isacc y es un maridaje entre la cultura, el patrimonio y la gastronomía. Se comienza con una visita guiada al Museo para acercar al visitante a la “civilización” del corcho, sustrato de todas las poblaciones situadas alrededor de las Gavarres. Seguidamente en el Restaurante La Sala Gran de Llofriu se disfrutará de una experiencia culinaria de la mano del chef Isaac Sabrià, con la cata de una selección de las comidas de las que disfrutaba la gente del territorio: Les tapes dels tapers, una propuesta desde la memoria. La selección de los platos representa la cocina tradicional de los taperos, tanto de las comidas de diario (bacalao, pescado o el suquet) como de las de las fiestas y las juergas a las que estaban tan acostumbrados, con el arroz al estilo ampurdanés o el mar y montaña con las albóndigas con pulpo de Palamós y trompetas de la muerte.