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La noche del 23 de junio, víspera de San Juan, es noche de verbena en todos los pueblos de la Costa Brava y el Pirineo de Girona, que, como en el resto de territorios de habla catalana, celebran una de las fiestas populares más mágicas y alegres del año, en la que el fuego es uno de los grandes protagonistas.
«Encendido de la hoguera. Cena al aire libre con coca y cava. Música en vivo y baile en la plaza del pueblo». Los carteles que anuncian la fiesta de la verbena de San Juan varían poco de un pueblo a otro y de un año a otro. Seguimos un mismo guion para celebrar en comunidad la llegada del verano, en una de las festividades paganas más arraigadas en nuestro territorio.
Rituales y simbología en torno al fuego
Muchas culturas de todo el mundo celebran una fiesta en honor al Sol desde tiempos ancestrales. En el solsticio de verano, cuando el astro llega a su punto más alto, el calor se intensifica y los días se alargan, es el momento ideal para compartir el entusiasmo y la vida. Las canciones y las danzas en torno a una hoguera son un ritual cargado de simbolismo. El fuego lo purifica todo, y en este día se complementa con la luz, el color y el ruido de la pirotecnia.
Con el tiempo se han ido añadiendo otros muchos elementos festivos. En las localidades de la Costa Brava disfrutamos de baños nocturnos en la playa, una experiencia renovadora y depuradora para dar la bienvenida al verano.
También es costumbre recoger hierbas medicinales en la noche y la madrugada de San Juan, que es cuando se les atribuye su máxima efectividad. Cosas de una noche mágica. Las hierbas se emplean para elaborar remedios caseros, licores y otros productos, o se secan para utilizarlas durante el invierno.
Unidos por la llama del Canigó
La llama del Canigó, uno de los grandes símbolos de los catalanes, es una tradición de hermandad entre territorios de habla catalana. Cada 22 de junio, una llama que durante todo el año se preserva en el Castellet de Perpinyà es llevada hasta la cima del Canigó, a casi 2.800 m de altitud, donde se enciende una hoguera que será el origen de otras muchas.
Un gran número de voluntarios se encargan de portar las antorchas encendidas hasta lo alto del Canigó y hasta cientos de pueblos de Cataluña, la Comunidad Valenciana y Mallorca. Es un emocionante viaje por relieves con diferentes rutas, que esparce la misma llama hasta más de cuatrocientos municipios, donde es recibida con todos los honores antes de encender las correspondientes hogueras de San Juan.
La coca y el cava, que no falten
Todas las cenas populares celebradas en la verbena de San Juan terminan con un postre dulce: la típica coca de San Juan. Se cree que la tradición de comer coca por el solsticio de verano está vinculada al culto al Sol, lo que podría explicar la forma redondeada de los roscones de huevo que se comían antiguamente.
Hay muchas recetas, si bien la más extendida es la de la coca de brioche, crema pastelera y fruta confitada. Suele acompañarse de vino dulce o rancio, aunque, para celebrar juntos la llegada del verano, nada mejor que brindar con una copa de cava.
